Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha | страница 48



–Déme las manos, señor don Quijote de la Mancha, porque es vuestra merced uno de los más limosos caballeros andantes que ha habido y habrá en toda la tierra. Felicito a Cide Hamete Benengeli por dejar escrita la historia de vuestras hazañas.

Don Quijote lo hizo levantar y le dijo:

–Entonces, ¿es verdad que está escrita mi historia y que fue un sabio moro el que lo hizo?

–Es tan verdad ―dijo Sansón― que hasta el día de hoy están impresos más de doce mil libros de esa historia, y pienso que no habrá nación ni lengua donde no se traduzca.

–Una de las cosas que más debe contentar a un hombre virtuoso ―dijo don Quijote― es verse, en vida, con buen nombre en boca de todos.

–Si se trata de buen nombre y buena fama ―dijo el bachiller―, sólo vuestra merced gana a todos los caballeros andantes; porque tanto el autor como el traductor retrataron con cuidado su valentía ante los peligros y su honestidad en el amor hacia mi señora doña Dulcinea del Toboso.

–Y, dígame, señor bachiller ―dijo don Quijote―, ¿qué hazañas mías son las más destacadas en esa historia?

–En eso ―respondió el bachiller― hay diferentes opiniones: unos prefieren la aventura de los molinos de viento, que a vuestra merced le parecieron gigantes; otros, la de los batanes; algunos destacan la de los dos ejércitos, que luego resultaron ser dos rebaños de ovejas. Para muchos, lo mejor fue la liberación de los galeotes; para otros, la pelea con el vizcaíno. Incluso se habla de los saltos que dio el buen Sancho en la manta.

–En la manta no di saltos ―replicó Sancho―, en el aire sí, y más de los que yo quisiera.

–Supongo ―dijo don Quijote― que no hay historia humana que no tenga altibajos[132], especialmente las de caballerías, que nunca pueden estar llenas de felices sucesos.

–Bueno ―respondió el bachiller―, algunos dicen que los autores podían haber quitado algunos de los muchos palos que dieron al señor don Quijote.

–Eso es verdad ―dijo Sancho.

–También los podían haber omitido por justicia ―dijo don Quijote―, porque las acciones que no cambian la verdad de la historia no hay por qué escribirlas si perjudican al señor de la historia.

–Así es ―respondió el bachiller―, pero una cosa es escribir como poeta y otra hacerlo como historiador. El poeta puede contar las cosas, no como fueron, sino como debían ser, y el historiador las ha de escribir, no como debían ser, sino como fueron, sin añadir ni quitar nada.

–Seguro que de mí también habla ―dijo Sancho―, ya que soy uno de los principales personales.