Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha | страница 44



que vieron los siglos pasados, presentes y futuros. Es mejor soldado el que muere en la batalla que el que se salva en la huida. Prefiero haber estado en aquella acción valerosa con mis heridas que estar sano sin haber participado en ella. Además, bueno es saber que no se escribe con las canas sino con el entendimiento, el cual suele mejorarse con los años.

Me ha molestado también que me llame envidioso y que, como a un ignorante, me describa qué es la envidia, que, de dos que hay, yo solo conozco la más noble.

Y no quiero decir más, pues no hay que añadir pena al apenado, y la que debe de tener este señor es grande, pues no se atreve a aparecer a campo abierto y al cielo claro, encubriendo su nombre y su patria, como si hubiera hecho alguna traición. Si por casualidad llegaras a conocerlo, estimado lector, dile de mi parte que no me ha ofendido; que conozco bien las, tentaciones del diablo, y que una de las mayores es hacer creer a un hombre que puede escribir e imprimir un libro con el que ganará tanta fama como dinero, y tantos dineros como fama.

Sólo me queda avisarte, querido lector, de que esta segunda parte de Don Quijote está escrita por el mismo autor que la primera, y que en ella te doy a don Quijote metido en más aventuras y, finalmente, muerto y sepultado, para que ninguno se atreva a escribir nuevos sucesos de su vida.

Capítulo I

El cura y el barbero visitan a don Quijote enfermo

El cura y el barbero estuvieron casi un mes sin visitar a don Quijote para no traerle a la memoria las cosas pasadas. Pero sí veían a su sobrina y a su ama para pedirles que le dieran de comer cosas buenas y apropiadas para el corazón y el cerebro. Y así lo hacían ellas, porque notaban que iba recuperando el juicio.

Por fin, el cura y el barbero visitaron a don Quijote y lo hallaron sentado en la cama, con un camisón verde y un gorro de dormir. Estaba tan seco[126] que parecía un muerto. Don Quijote los recibió muy bien y mostró tanta prudencia que sus dos amigos creyeron que estaba totalmente curado. Sin embargo, el cura quiso asegurarse y dijo que, según las noticias que llegaban de la Corte, los turcos amenazaban con su poderosa armada, aunque no sabían su destino. Al oírlo, don Quijote dijo:

–Si su majestad oyera mi consejo le diría que tomara una precaución que seguramente no ha tenido en cuenta.

Cuando el cura oyó esto, pensó para sí mismo: «Dios te proteja, pobre don Quijote; pues me parece que pasas de la locura a la simplicidad». El barbero preguntó a don Quijote cuál era esa precaución que debía tomar su majestad, a lo cual respondió don Quijote: