Хитроумный идальго Дон Кихот Ламанчский / Don Quijote de la Mancha | страница 29
–Sepa vuestra merced ―dijo Sancho― que la justicia no fuerza ni ofende; sólo castiga los delitos.
Llegaron los galeotes y don Quijote pidió a los guardias que le dijeran la causa por la que llevaban atada a esa gente. Uno de los guardias respondió que eran galeotes, gente de su majestad[90], y que no había más que decir, ni él tenía más que saber.
–A pesar de todo, querría saber la causa de su desgracia ―dijo don Quijote.
–Acérquese y pregunte a cada uno ―dijo otro de los guardias―, que ellos se lo dirán, porque les gusta decir tonterías.
Don Quijote se dirigió al primero y le preguntó qué pecado había cometido para ir de esa manera. Él le respondió que por enamorado iba así.
–¿Por eso nada más? ―dijo don Quijote―. Si por enamorados los llevan a galeras, hace tiempo que yo estaría en ellas.
–No son esos amores ―dijo el galeote―. Los míos fueron querer una cesta de ropa blanca. Tanto la deseé que me la llevé conmigo y me condenaron a tres años de galera.
Preguntó don Quijote al segundo, pero no respondió palabra, y habló por él el primero:
–Este va por cantar[91] en el ansia.
–No lo entiendo ―dijo don Quijote.
Uno de los guardianes le dijo:
–Señor caballero, cantar en el ansia es confesar por miedo al castigo. Confesó ser ladrón de animales y lo condenaron a seis años en galeras.
Preguntó don Quijote a otro galeote, que dijo:
–Yo voy por cinco años a galeras porque no tenía diez ducados[92].
–Veinte te daría yo por librarte de este sufrimiento ―dijo don Quijote.
–Ahora no me sirven de nada ―respondió el galeote―. Si entonces los hubiera tenido, podría haber comprado con ellos al juez y ahora estaría en la plaza de Zocodover, de Toledo, y no en este camino.
Preguntó don Quijote a un hombre de barba blanca, que empezó a llorar sin responder palabra. Uno de los galeotes afirmó:
–Este honrado hombre va por cuatro años a galeras por alcahuete[93].
–Por ser alcahuete ―dijo don Quijote― no merece ir a galeras, porque es oficio discreto y necesario en una república bien ordenada. Sólo lo debería ejercer gente bien nacida y no idiotas y de poco entendimiento, como mujercillas y muchachos de poca experiencia.
–Así es ―dijo el viejo―, que yo nunca pensé que hacía mal en ello; mi intención sólo era que todo el mundo disfrutara y viviera en paz.
Y volvió a llorar. Sancho le tuvo tanta compasión que le dio una limosna.
Siguió don Quijote y preguntó a otro su delito, el cual respondió:
–Yo voy aquí porque vivía con cuatro mujeres a la vez muy alegremente, hasta que me descubrieron y me castigaron a seis años a galeras.