Desde Mi Cielo | страница 48
– Eres guapa, Susie Salmón.
Oí la voz, pero no la localicé enseguida. Miré alrededor.
– Estoy aquí -dijo la voz.
Levanté la vista, y vi la cabeza y el torso de Ray Singh inclinados sobre la parte superior del andamio, por encima de mí.
– Hola -dijo.
Sabía que Ray Singh estaba colado por mí. Había venido de Inglaterra el año anterior, pero Clarissa decía que había nacido en la India. Que alguien tuviera la cara de un país y el acento de otro, y luego fuera a vivir a un tercer país me parecía demasiado increíble para entenderlo. Lo convertía instantáneamente en un chico interesante. Además, parecía darnos mil vueltas al resto de la clase, y estaba colado por mí. Lo que al final me di cuenta de que eran poses -la chaqueta de esmoquin que llevaba a veces a clase y sus cigarrillos extranjeros, que en realidad eran de su madre-, me parecían pruebas de su educación superior. Él sabía y veía cosas que el resto no sabíamos ni veíamos. Esa mañana, cuando me habló desde arriba, me dio un vuelco el corazón.
– ¿No ha sonado ya la primera llamada? -pregunté.
– Tengo al señor Morton de tutor -dijo él.
Eso lo explicaba todo. El señor Morton tenía una resaca perpetua que estaba en su punto álgido a primera hora. Nunca pasaba lista.
– ¿Qué estás haciendo ahí arriba?
– Sube y lo verás -dijo, y su cabeza y sus hombros desaparecieron.
Titubeé.
– Vamos, Susie.
Fue el único día de mi vida que iba a portarme mal, o que iba a fingir al menos intentarlo. Puse un pie en el escalón inferior del andamio y alargué los brazos hasta el primer travesaño.
– Sube tus cosas -me aconsejó Ray.
Volví por mis cosas y subí de modo vacilante.
– Deja que te ayude -dijo él, y me sujetó por las axilas, de las que me sentía insegura pese a tenerlas cubiertas por mi parka de invierno.
Me quedé un momento sentada con los pies colgando.
– Mételos -dijo él-. Así no nos verá nadie.
Así lo hice y me quedé mirándolo un momento. De pronto me sentía tonta, sin saber por qué estaba allí arriba.
– ¿Te vas a quedar aquí todo el día? -pregunté.
– Sólo hasta que termine lengua y literatura inglesas.
– ¡Vas a saltarte lengua y literatura! -Fue como si dijera que había robado un banco.
– He visto todas las obras de Shakespeare que ha representado la Royal Shakespeare Company -dijo Ray-. Esa bruja no tiene nada que enseñarme.
Lo sentí por la señora Dewitt. Si parte de portarse mal era llamar bruja a la señora Dewitt, que no contara conmigo.
– A mí me gusta