Зачарованные камни | страница 41



No creas que te lo cuento para que me tengas lástima, sino para mostrarte hasta qué punto he roto los vínculos con mi familia. (¿Quizá porque siento que así, en cierta manera, me limpio del estigma que ha causado nuestro distanciamiento?)

Me he mudado al apartamento de Jeff, que es ahora toda mi familia. No sabes qué gusto da tener una familia que tú misma has escogido, en lugar de una que te ha sido impuesta. Supongo que es una prueba de madurez.

Jeff es músico a ratos perdidos, y para ganarse el pan trabaja en un laboratorio odontológico, haciendo empastes y puentes. Lo conocí hace unos meses, en una clase de danza africana, donde él acompañaba con sus congas. Era una de esas clases en Downtown a las que yo tenía que acudir clandestinamente por las tardes, después de mis clases de arte en Midtown. Nos enamoramos y ahora vivimos juntos, sencillamente. No creo que sea para toda la vida; mientras tanto, yo feliz. Él tiene veintiocho años, pero parece de nuestra edad. Es lo que se dice un ser libre. Trabaja mucho de lunes a viernes, pero los fines de semana con él son una verdadera fiesta; siempre tiene que tocar en algún club (pertenece a varios conjuntos), y luego nos vamos de copas o a bailar y lo demás.

De vez en cuando tengo la extraña sensación de que acabo de llegar, o más bien, de que acabo de nacer, y siento unas enormes ansias de crecer y ver más el mundo. Aquí el tiempo pasa volando y yo aprendo algo nuevo cada día y cada día descubro que tengo muchísimas cosas más que aprender. Y, sabes, lo único que me entristece un poco, es no tener una amiga como tú, alguien a quien conozco desde siempre, para poder compartir todo esto y, por así decirlo, mirar hacia atrás.

Me pregunto qué haces tú en Guatemala. ¿Vas a la universidad? ¿Trabajas? ¿A quiénes ves? Y sobre todo, ¿cuánto habrás cambiado? Porque habrás cambiado, sin duda — ésta es la edad de los grandes cambios. Apenas me acuerdo de cómo era yo misma hace un año, cuando me fui. Supongo que te resultará difícil creerlo, pero a pesar de la tragedia que me ha tocado vivir, no cambiaría por nada del mundo mi estilo de vida actual. No es que quiera ser arrogante, o que me sienta demasiado satisfecha de mí misma, pero si tú supieras lo que es sentirse tan libre… Desde luego que no me he emancipado completamente. Dependo de Jeff para muchas cosas, me siento un poco como una concubina, y eso no está bien. Pero estoy buscando un empleo para ayudarlo económicamente, y luego pienso continuar mi educación — aunque no estoy segura de qué quiero estudiar.